Después de pasar más de un mes en Islandia, Huo Siyu se quedó con Shen Li, jugando hasta que ya no quería más.
—Finalmente nos vamos —dijo Shen Li con un tono de alivio.
Cuando llegaron por primera vez a Islandia, le pareció un lugar de diversas bellezas. Después de unos días de diversión salvaje, como de carnaval... Estaba bastante bien, pero eso era todo, no tan mágico como internet lo había hecho parecer. Después de algunos días más... Estaba bien, el paisaje del Círculo Ártico valía la pena verlo. Después de medio mes... ¿Por qué estaba nevando en todos lados? Aguas termales, esquí, ¿había algo más que hacer? Hasta ahora, un mes después... ¿Por qué diablos todavía no nos vamos? Ver nieve todos los días se vuelve molesto.
—¿No te gustaba mucho aquí? Deberías estar triste por irte —dijo Huo Siyu con una sonrisa.
Mirando su cara sonriente, Shen Li sintió una irritación inexplicable y con justa indignación, dijo:
—Para no retrasar tu trabajo, es mejor irnos pronto.