Shen Li obedientemente aprendió a bailar, y Huo Siyu, de hecho, cumplió su palabra, permitiéndole encontrarse con Suo Luo libremente. La sensación del Año Nuevo se acercaba cada vez más, y cada vez que salía a encontrarse con Suo Luo, podían oír los sonidos de los petardos en las calles. La atmósfera se volvía cada vez más festiva, pero el ánimo de Shen Li estaba inesperadamente pesado. Parecía recordarle que ya casi había pasado un año, un año que había estado con Huo Siyu así. El futuro, lo que estaba por delante... no tenía idea alguna.
—Ayer arreglé con Suo Luo para tomar té esta tarde —dijo Shen Li con cuidado, su rostro lucía una sonrisa complaciente por temor a que Huo Siyu expresara una objeción.