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Tal como dijo Huo Siyu, la villa estaba ocupada de arriba a abajo, y Shen Li casi no veía a Dongfang y Situ.

En las pocas ocasiones en que se encontraban, solo era un saludo breve, sin tiempo para una conversación real.

—Señorita Shen, su ropa ha llegado, por favor échele un vistazo —dijo el mayordomo, seguido de una fila de criadas que sostenían ropa para que Shen Li revisara los estilos.

Cada prenda era obra de diseñadores de primer nivel; solo la confección de cada una había tomado un mes.

—Todas se ven bien, guárdenlas —dijo Shen Li indiferente, su expresión muy despreocupada.

Nunca le importó mucho la ropa, especialmente ahora que cada temporada tenía nuevos estilos, algunos de los cuales ni siquiera tenía tiempo de usar antes de que pasaran de moda.

—Guarden bien esa roja —interrumpió de repente Huo Siyu.

Acababa de regresar del exterior, ni siquiera se había cambiado la ropa, solo se había puesto unas zapatillas de interior.