Enfermedad Imprevista y Atención Urgente

—Serafina, despierta —instó, su voz impregnada de una creciente preocupación.

Sus delgados hombros se sacudieron levemente, pero Serafina no mostraba signo alguno de despertar. Su caliente aliento era corto mientras persistía en el aire antes de desaparecer rápidamente.

—Serafina, Serafina —repitió Cuervo, su preocupación intensificándose.

Todo su cuerpo parecía estar atrapado en llamas cuando él abrazó su torso. Cuervo exclamó al instante por el calor que era evidente a través de su delgado y suave vestido. —¡Alguien ahí afuera!

—¿En qué puedo ayudarlo, señor? —respondió apresuradamente una criada.

—Llama al médico. ¡Ahora! —ordenó Cuervo con urgencia.

La criada se sobresaltó al ver la vista de su Madame en los brazos de Cuervo e inmediatamente corrió hacia afuera como un rayo. Escuchando los pasos urgentes, Cuervo envolvió a Serafina aún más fuerte en su abrazo.