¿Traer veneno??

—Sí... —nunca Serafina podría desafiar las palabras del Conde. Su barbilla temblaba de manera antinatural mientras todavía no podía mantener contacto visual con el Conde. El aire a su alrededor se sentía pesado, como si se estuviera asfixiando bajo el peso de su mirada.

Entonces Cuervo tomó asiento cuidadosamente a su lado. Su cuerpo todavía temblaba y parecía que no tenía intención alguna de encontrar su mirada. El miedo en sus ojos era palpable, y el corazón de Cuervo se dolía al verla en tal estado.

—¿Qué demonios dijo él para que ella estuviera tan aterrorizada? —Cuervo intentaba desesperadamente contener su ira creciente. Sus puños se cerraron involuntariamente a sus costados, los nudillos tornándose blancos con el esfuerzo para mantener la compostura.

Después de todo, estaba realmente agradecido de haber informado al mayordomo de antemano sobre su regreso temprano. Pensó en cenar junto con Serafina y de inmediato procedió a partir de regreso a casa desde el trabajo.