Conspiración

Los ojos de Serafina se abrieron de par en par ante el sonido violento de la puerta chirriando al abrirse, acompañado de un paso tosco. Fue en ese momento cuando su expresión se transformó en un ceño al oír el chasquido agudo de un tacón.

—¿Alguien notó algo en el camino? —preguntó.

Serafina contuvo la respiración ante el tono de voz desconocido.

—¿Quién era ese?

Era demasiado discreto para ser la voz de uno de los asistentes.

—De ninguna manera. Gracias a ti, pude esconderme en la fiesta sin que nadie me dudara en absoluto.

—Realmente no esperaba que esto saliera tan bien. No sabes lo confiable que fue poder obtener cooperación. Si no fuera por ti, podría estar viendo sangre hoy, al menos.

—Tenemos que hacerlo bien ya que todos nosotros tenemos algo que ver el uno con el otro.

A diferencia de su risa estruendosa, Serafina estaba ocupada contemplando. Estas historias que escuchó eran tales que ni siquiera podía reírse.

—¿Hasta dónde estás preparado?