Un trato.

—¿Qué está pasando aquí? ¿Cómo diablos tienen una reunión sin mi permiso! —Dominick rugió de ira.

—Dominick, cálmate. Solo estábamos hablando de cosas personales, nada más —la voz de Roy era áspera al hablar—. Tú eres el Don, por supuesto que no nos atreveríamos a tener una reunión importante sin tu conocimiento.

—La última vez que les advertí, ¿no? Les advertí que si alguna vez tenían alguna reunión sobre la Mafia a mis espaldas, habría consecuencias.

—Bueno, Papá —continuó Dominick—. Desde ahora, has sido exiliado de la Mafia Grande, tanto tú como Damian.

—¿Qué? Dominick, has perdido la cabeza. No puedes hacer una cosa así, ¡es absurdo! —Damian protestó mientras la mirada de Roy solo se endurecía en pensamiento.

—Pues, acabo de hacerlo. No puedes socavar mi autoridad sin consecuencias. Y también puedes olvidarte del centro comercial, Damian. Ya no te lo voy a dar.