Pero Jiang Fan no estaba sorprendido en lo más mínimo.
—¡Luz Divina Magnética Cinética!
Ya había completado la técnica del sello, golpeando la Montaña Yuan Magnética Cinco bajo sus pies.
¡En un instante!
¡Un estallido de luz divina de cinco colores surgió!
Mu Ziyu, al ver esta escena familiar, no pudo evitar gritar:
—¡Cuidado!
Había sufrido una gran derrota por esta inquietante luz divina.
Bai Chu, sin embargo, reaccionó mucho más rápido de lo que ella imaginó.
Después de lanzar a un lado la Montaña Yuan Magnética Cinco con un golpe, retrocedió decisivamente.
Apenas rozando la Luz Divina Magnética Cinética en la mitad de su cuerpo, inmediatamente sintió un instante en el que el poder dentro de él estaba confinado.
Sus ojos destellaron con una luz aguda:
—¡Qué formidable luz divina!
Exclamando en admiración, su espíritu de batalla se elevó aún más:
—¡Esto sí es interesante!
—¡Dios Demonio Infinito!
Juntó sus palmas.