—¿Genio del Dao de la Espada, verdad? —Ye Chen dejó entrever una sonrisa de desdén en la comisura de sus labios frente a la espada japonesa que No-kun le lanzó. A continuación, extendió dos dedos hacia la espada.
—¡Buscas la muerte! —No-kun sonrió fríamente. Había derrotado a innumerables genios del Dao de la Espada en Japón. Incluso los expertos de Dao de la Espada de mayor edad no se atrevían a subestimar su ataque. Sin embargo, Ye Chen estaba extendiendo dos dedos hacia su espada. ¿No era eso buscar la muerte?
—Señor Ye, ¡está siendo imprudente! —Chiba Yoshiko se cubrió los labios y sonrió como una dama educada.— No-kun es el discípulo favorito del Maestro del Camino de la Espada Japonés, Miyamoto Take. Usted…
Ella se detuvo antes de terminar de hablar cuando vio que los dedos de Ye Chen sujetaban con facilidad la espada japonesa de No-kun. La espada ya no podía moverse.
—¡T-Tú
No-kun no podía avanzar ni retroceder. El horror estaba escrito en su rostro.