—Silencio mortal.
La subasta entera estaba llena de un silencio mortal.
Todos miraban la cara bastante mediocre de Ye Chen con los ojos bien abiertos. Su primer pensamiento fue que este mocoso estaba loco.
—Eliges llevarte todos los fragmentos extranjeros cuando los jefes internacionales están luchando. Aparte de los cinco, ¡ni siquiera puedes manejar la ira del Joven Maestro Shen solo! —murmuró uno para sí.
Dai Shiyu y Wang Long también estaban impactados.
—Señor Ye, ¿q-qué está haciendo? —Wang Long se sobresaltó secretamente. Incluso él, el jefe del Gremio Sun Yee On no podía manejarlo en presencia de tantos jefes.
El Joven Maestro Shen miró directamente a Ye Chen. Una sonrisa burlona apareció en la esquina de sus labios.
—¿Qué dijiste? —preguntó.
Tang Ning y Fang Mi sonrieron porque estaban familiarizadas con el temperamento de Shen Xingye. Cada vez que mostraba esa expresión en su rostro, ¡significaba que estaba enfadado!