¡Morir a Manos de Ye del Sur Loco, Este Anciano No Tiene Ningún Remordimiento!

En una calle ajetreada, donde la lluvia repiqueteaba al caer en el suelo.

Dos figuras estaban paradas en medio de la carretera. Los vehículos atravesaban sus cuerpos y los transeúntes a su alrededor no podían verlos.

—¿Dao Dimensional? —Ye Chen se encontraba con las manos detrás de la espalda, una pizca de sorpresa en su rostro.