—Papá, sálvame... Sálvame... —El llanto de la pequeña Mengmeng resonaba en todo el lugar. Era como un rayo que golpeaba directamente el corazón de Ye Chen.
De repente, dio un paso atrás. Sintió un agudo dolor en el pecho como si un punzón invisible se hubiera clavado en su corazón.
—¡Dolor! Un dolor inimaginable, un dolor indescriptible.
Era tan doloroso que no podía respirar.
—¡Era como si le hubieran arrancado el alma del cuerpo! —Mi hija, mi querida hija... —Soportó el dolor mientras barría con la mirada a la gente frente a él. Estaban Su Yuhan, sus padres, la familia de su Segundo Tío, el joven de blanco Ye Wushuang, el Patriarca del Infierno, Yang Tian y Lin Tai.
Una ira y pánico inexplicables surgieron dentro de él.
Estas personas eran sus parientes cercanos, amigos, hermanos y subordinados. Sin embargo, todos habían sido capturados por Yu Wenxuan.