Mientras salía al fresco aire de la noche, Thea sintió que la tensión en su cuerpo comenzaba a disminuir, pero el peso de las palabras de Soya permanecía. Sus pensamientos se desviaron hacia Kent. A pesar de todo, sabía que él llegaría pronto al Séptimo Reino, y la idea de volver a verlo la llenaba de esperanza y alegría.
Caminó lentamente por los jardines, su mente ocupada con pensamientos sobre el Planeta Azul y los preparativos para la Reunión del Espíritu Bestia Inmortal.
Perdida en sus pensamientos, Thea se encontró de pie frente a la mansión del patriarca. La imponente estructura se alzaba sobre ella, símbolo del poder y legado de la familia Quinn. Cuando se acercó, su mirada se dirigió hacia el gran cuadro mágico del árbol genealógico de la familia Quinn que colgaba en el gran salón.