Dentro del palacio, los llantos de la niña resonaban a través de los corredores, despertando excitación y curiosidad. Por toda la propiedad, los parientes comenzaron a reunirse en el gran salón, ansiosos por escuchar más.
—¿Qué? ¿Marido? —un anciano de aspecto severo murmuró mientras se apresuraba hacia la multitud creciente—. ¡Ella está prometida al joven maestro de la familia Lin! ¿Cómo puede traer a alguien más?
—¿No me digas que esto es cierto? ¿Scott Lin lo cambiará todo al revés?
—¿Lily trajo a alguien más? ¡A la familia Lin no le gustará esto!
A medida que el alboroto se intensificaba, Kent y Lily entraron al palacio, la tensión era palpable. Todos los ojos estaban puestos en ellos, desde primos jóvenes hasta parientes ancianos, todos esforzándose por vislumbrar al hombre que Lily había traído consigo.
La atmósfera estaba cargada de especulación y sorpresa, pero Lily permanecía tranquila, su mano descansando ligeramente en el brazo de Kent como si buscara estabilizarse.