¡Quiero su cabeza!

Ciudad Capital Real… Dentro de una Posada Subterránea…

La Posada, tenuemente iluminada y llena de humo, era el punto de encuentro para apostadores, forajidos y aquellos involucrados en actividades ilegales que prosperaban en el bajo mundo de la ciudad.

Entre el tintineo de las monedas y las voces susurrantes que intercambiaban apuestas, en un rincón sombrío de la sala, cinco mujeres estaban inmersas en una profunda discusión.

Estas mujeres, vestidas con ropa desgastada y de colores apagados, parecían fuera de lugar en el ambiente animado que las rodeaba. Eran espías de la Isla de Nadie, una tierra olvidada por la mayoría, pero no por aquellos que entendían el poder.

La líder de este grupo de mujeres, Ria-Semen, se inclinó sobre la mugrienta mesa de madera, sus ojos afilados escaneando a sus compañeras mientras hablaba en un tono bajo y autoritario.