¡Trato!

—Joven, piensa en los beneficios de unirte a mí. Soy parte de los viejos dioses y conozco muchos caminos para alcanzar la divinidad muy fácilmente. Los nuevos dioses podrían estar gobernando ya, así que te haré estar por encima de todos ellos —dijo el dios de la travesura con un tono serio.

—¿Cuál es la garantía? ¿Y si me estás usando? —preguntó Kent de vuelta.

—Para obtener mi cuerpo divino, debo llegar a los viejos dioses. Solo tú puedes llevarme allí. Así que debo ayudarte a convertirte en un viejo dios de una forma u otra. Además, conozco muchos secretos de los dioses. Será útil a lo largo de tu viaje. Así que, unámonos —sugirió el dios de la travesura casi en un tono suplicante.

Kent suspiró. —Está bien. Tampoco tengo mucho tiempo para discutir contigo. Pero si intentas algo gracioso, te sellaré de nuevo en un palacio en ruinas. Por cierto, ya hay una diosa viviendo en mi alma. Así que, no intentes hablar tonterías conmigo.