—Joven, por favor no hables así. Los humanos también eran los seres supremos como los dragones. Tu fuerza es imparable, y eres como un dragón entre los humanos. Por eso te ofrecí todas las grandes cosas. Por favor, elige cualquiera de mis ofertas —dijo el ancestro dragón Gama en un tono educado.
—No, anciano, ¿cómo puede algún humano ser igual a un dragón? Tú eres el ser supremo y no necesitas hacerme favores. Solo soy un pequeño ser humano ante ti, así que por favor suéltame. No soy digno de tus ofrecimientos —respondió Kent en un tono serio con rostro recto.
El ancestro dragón se sintió irritado por el comportamiento excesivamente melancólico de Kent. Pero no puede hacer nada ya que Kent solo le respeta con palabras.
Realmente ofreció todas las grandes cosas que pudo. Pero Kent rechazó todo sin mostrar ningún interés. Por un segundo, el anciano dragón ancestro giró su cabeza hacia sus dos hijas que estaban a una distancia de él.