Isla de Nadie...
El cielo sobre la Isla de Nadie era un infierno de luz y furia.
Jason Mama, el líder de la Asociación de los Nueve Reinos, se erguía alto en un carro dorado, sus ojos brillaban con una determinación implacable. Debajo de él, un ejército de ocho millones de magos desataba torrentes de hechizos sobre la isla.
La tierra temblaba bajo el asalto implacable, explosiones estallaban como furia volcánica, convirtiendo la isla en un ardiente caldero de destrucción.
—¡No muestres piedad! —ordenó Jason Mama, su voz amplificada a través de orbes mágicos que transmitían sus órdenes a través del campo de batalla—. ¡Conviertan ese lugar maldito en ceniza! Apunten a sus fortificaciones, sus bastiones—¡no dejen nada en pie!