—El Dios de la Muerte Inmortal rió descontroladamente, su risa impregnada de orgullo y una excitación sedienta de sangre.
Estaba emocionado ante la idea de que, tras la muerte del Oso Azur, esto le ayudaría a masacrar incontables seres en el Continente del Dios Azur.
Esto era más emocionante que matar al Oso Azur mismo.
—El Oso Azur emitió un rugido que alcanzaba los cielos, sus garras azotando ferozmente hacia el Hijo del Dios del Inframundo y el Dios de la Muerte Inmortal.
—El desenfrenado poder divino se desbordaba como los ríos de los Nueve Cielos, precipitándose hacia el Hijo del Dios del Inframundo y el Dios de la Muerte Inmortal.
—Al ver esto, tanto el Hijo del Dios del Inframundo como el Dios de la Muerte Inmortal contraatacaron con sus palmas.