—¿Se ha ido? —Mei Yixiang frunció los labios en descontento—. Esa pequeña ingrata, dada la mejor comida y alojamiento, y hasta la compañía de esta señorita, una belleza de devastador encanto, sin igual en este mundo, ¿realmente ha huido?
—¡Me está enfureciendo hasta la muerte!
Pisoteaba el suelo repetidamente, su encanto y atractivo femenino desbordando, un marcado contraste con la personalidad despreocupada que había adoptado antes como un caballero mundano.
Ciertamente, su personalidad es multifacética.
—¡Vosotros tres, id a encontrar a Pequeño Oro para este joven maestro! —ordenó imperiosamente a sus tres subordinados.
—¡Sí, joven señorita! —Los tres seguidores respondieron con respeto de inmediato.
—¡Es joven maestro! —Mei Yixiang apretó los dientes.
—¡Sí, joven maestro! —Los subordinados hicieron eco una vez más antes de salir a buscar a la persona conocida como Pequeño Oro.