—Un nuevo mes ha comenzado, votemos mensualmente —comentó alguien.
Zhou Heng jugaba un peligroso juego de escondidas con la fuerza de la Familia Mao. Eludía a aquellos expertos del Reino de Cielo Abierto y se dirigía a los guerreros solitarios del Reino del Hendimiento de Tierras y Reino de Separación Inicial, matándolos a cada uno con un único y despiadado tajo de su espada.
La situación había cambiado: ¡ya no era la Familia Mao la que lo cazaba, sino él quien los cazaba a ellos!
En solo cinco cortos días, más de treinta personas habían caído a manos de Zhou Heng, incluyendo hasta siete expertos del Reino del Hendimiento de Tierras, haciendo que su nombre fuera temido como el del dios de la peste mismo, con todos palideciendo al oírlo mencionar.