—El Loto de Ocho Colores giró abierto, enfrentándose a Ying Dongyun.
¡Boom!
Una violenta onda de choque se extendió, sacudiendo todo el suelo de la Capital Imperial. Whoosh, whoosh, whoosh, innumerables rayos de luz plateada salieron disparados como una lluvia de flechas, pero debido a las restricciones alrededor de la arena, no pudieron atravesar.
Entre el polvo, la figura de Ying Dongyun tambaleaba, su cuerpo cubierto de sangre fresca, goteando constantemente al suelo. Sus Espinas de Plata estaban todas destrozadas, incluso arrancadas, dejando tras de sí numerosos agujeros sangrantes de los que la sangre fluía a borbotones.
¡Otra derrota instantánea!
¡Sss!
—¿Qué tan monstruoso era Zhou Heng? —La mirada de Zhou Heng era aguda como un cuchillo mientras caminaba hacia Ying Dongyun. No tenía intención de mostrar misericordia; ¡cada miembro de la Familia Ying debía ser asesinado sin excepción!