El rostro del Joven Maestro de Escarcha Fría mostró una expresión de asombro.
Era engreído, sin que ninguna mujer despertara sentimientos de admiración en él. Incluso Rosa Sangre de Espinas, una joven Suprema de belleza destacada, a lo sumo le generaba pensamientos de mantenerla como una concubina privada, sin la intención de hacerla su compañera.
Pero esa chica con ropas sencillas había tocado las cuerdas de su corazón, derritiendo su corazón helado, ¡haciéndolo latir y palpitar!
Tenía que tener a esta mujer pura, ¡limpia como un loto!
¡Definitivamente la tendría!
Enderezó su atuendo, y la niebla de escarcha perpetua que lo rodeaba se retiró excepcionalmente en su cuerpo, revelando su rostro apuesto pero ligeramente taciturno. Con las manos entrelazadas detrás de la espalda, se acercó a la chica con el vestido simple.