Al escuchar las palabras confiadas de Ye Chen, los ojos de Lin Xiaowan brillaron intensamente.
—Las palabras solas no son prueba. Ye Chen, ¿no te importaría tener un enfrentamiento conmigo, ¿verdad? —le dijo Lin Xiaowan a Ye Chen con una sonrisa.
Cuando Lin Xiaowan lo desafió, Ye Chen tuvo un pensamiento revolviéndose en su corazón.
Lin Xiaowan siempre le daba una sensación de peligro.
Además, esta mujer era una artista marcial del Instituto Divino Supremo, lo que significaba que debía ser extraordinaria. Después de su avance, Ye Chen aún no había tenido una pelea real con un oponente fuerte, y el desafío de Lin Xiaowan podría ser un buen enfrentamiento.