—Efectivamente, si un criminal tan despiadado no es severamente castigado —dijo uno—, ¿no se reirán a costa de nuestra Familia Su?
—Es solo un joven inexperto; matarlo no es para tanto —afirmó otro.
—Exactamente, hacernos quedar despiertos hasta altas horas de la noche por este jovenzuelo —comentó otro—, esto es exagerar una nimiedad.
Al escuchar las palabras de Su Tai, los demás se sumaron con su acuerdo —afirmó el narrador—, hablando del criminal que había herido a Su Can como si fuera no más importante que una hormiga, sin merecer su consideración.
—Todos, por favor cálmense y déjenme decir unas palabras.
En ese momento, un hombre de mediana edad sentado en el primer lugar a la izquierda agitó su mano. Guardaba cierto parecido con Su Tai; era el hermano mayor de Su Tai, Su Yuan.