—No se trata de dejar ir a esa mujer, sino que ahora no es el momento adecuado para actuar, Jiao, debemos tener en cuenta el panorama general —dijo Situ Lei con voz profunda.
—Está bien, por ahora dejaré en paz a esa madre e hija, ¡pero ese hombre que me humilló debe morir! —Situ Jiao escupió estridentemente, el incidente de hoy fue una humillación que nunca había experimentado antes, y estaba decidida a vengarse ferozmente de ese hombre.
—Eso no es un problema —Situ Lei asintió, luego llamó—. Ah Hu.
Al caer su voz, un hombre emergió de detrás de las cortinas, sus ojos albergaban un filo agudo, su cuerpo delgado pero aparentando poseer una energía ilimitada bajo esa estructura.
—Has escuchado lo que Jiao acaba de decir. Organiza a unas personas para que se encarguen de este asunto lo antes posible —dijo Situ Lei con indiferencia.
—Sí, Joven Maestro.