—¿No nos estás dando cara a nosotros, los hermanos?
El asesino que apareció después, al escuchar las palabras de Su Chen, instantáneamente cambió su expresión, con furia centelleando en sus ojos.
—Hmph, ¿cara? ¿Qué te hace pensar que te mereces algo de cara de mi parte?
Su Chen resopló con desdén, ni siquiera se dignó a mirar al hombre.
—¿Crees que ya has ganado?
Al ver el desprecio de Su Chen, la expresión del hombre se tornó tan sombría como agua estancada.
Sólo había sugerido una tregua porque el objetivo era realmente demasiado problemático, no porque le tuviera miedo a su oponente.
Existen dos tipos de asesinos: uno es aquel que, pase lo que pase, completará su misión incluso al costo de su propia vida, manteniendo su credo del asesino como su máxima creencia.
El otro tipo espera el momento oportuno, priorizando su propia seguridad por encima de todo. Al primer indicio de problemas, se retiran de inmediato, nunca toman riesgos.