Cuando los ancianos escucharon a Su Chen llamarlos «viejos», ¡sus rostros se tornaron aún más sombríos!
También estaban desconcertados. ¿Cómo podía tener la osadía de mostrarles tal falta de respeto?
¿Realmente pensaba que, solo por su estatus, no se atreverían a tocarlo?
¿O posiblemente tenía algún tipo de carta bajo la manga que lo hacía tan intrépido?
Aunque estaban extremadamente enfadados, estos ancianos decidieron esperar y observar.
¡Sus años de experiencia les habían enseñado a no temer retroceder, sino a temer actuar imprudentemente!
—Realmente no sé de qué hablas. No he hecho nada. ¿Cómo soy un instigador? —Chen Jianxiong apretó los dientes mientras hablaba.
—¡Crack!
Su Chen no desperdició palabras. Simplemente pisó el brazo que ya carecía de una mano, e instantáneamente se escuchó un sonido de huesos rompiéndose.
Con ese pisotón, todos se estremecieron de horror.
¡Brutal!
¡Totalmente brutal!