—Mm, Tía no está llorando, Tía está feliz —reveló Su Jin con una sonrisa.
—Tía, el día que bajé de la montaña, me encontré con un coche, y tú estabas en el coche, ¿verdad? —preguntó Su Chen.
—Sí, era yo —asintió Su Jin.
En ese momento, una repentina revelación golpeó a Su Chen, y miró fijamente a Su Jin y preguntó:
—Esa persona que me entregó la carta, ¿también eras tú?
—Era yo, ya me había dado cuenta de que definitivamente volverías por venganza —asintió Su Jin—. Pensé que el momento aún no estaba maduro y esperaba que pudieras aguantar un poco más.
—Tía, en la carta escribiste que los eventos de aquel año eran complejos y no solo sobre las Cinco Grandes Familias. ¿Descubriste alguna pista? —preguntó Su Chen.