—¿Qué dijiste? —Al otro lado del teléfono, Hua Tianze estaba completamente petrificado, con la escena de hace diez años vivamente parpadeando ante sus ojos.
En ese momento, acababa de tomar las riendas de la Familia Hua de manos de su padre, y parecía haber alcanzado el cenit de su vida, descartando casi cualquier cosa y a cualquier persona de manera despectiva.
En su corazón, no había nada que la gente de la Familia Hua no pudiera hacer, ni nadie a quien no pudieran ofender. Actuaba con arrogancia, y bajo la premisa de no violar la línea moral, todo lo que hacía se basaba en sus propias preferencias. Si había algo que quería hacer, nadie podía detenerlo, y cualquiera que le desagradara estaba destinado a enfrentarse a la desgracia.
Fue durante una gala que tuvo este encuentro. El evento reunió casi a todas las élites de poder y riqueza de Huaxia. La causa del incidente fue simple, en un rincón, Zhang Xiaoyun, sosteniendo una copa de vino tinto, se topó con Hua Tianze.