Hace cinco días, Fang Yuan renació en la montaña Qing Mao.
En aquel entonces, trabajó junto con Bai Ning Bing en la barrera de sangre, y tras su masacre obtuvo un gran botín posbatalla.
Pero estos Gusanos Gu estaban todos heridos. Durante los últimos cinco días, Fang Yuan había estado vagando por la montaña Jiang, por lo que les faltaba comida y murieron uno tras otro.
Para los gusanos Gu curativos, a Fang Yuan siempre le faltaba uno, y tampoco encontró ninguno que le gustara.
—Una pena que todos mis gusanos Gu murieran en la autodetonación. De lo contrario, no estaría herido en este grado... —Bai Ning Bing suspiró hacia el cielo.
Pero Fang Yuan se rió:
—No seas demasiado pesimista, no todo necesita Gusanos Gu para resolverse.
—¿Oh? —Bai Ning Bing lo miró con una mirada inquisitiva.