—¡Guau guau guau! —El sonido del furioso ladrido de perros resonaba sin cesar.
Docenas de perros estaban en una pelea feroz; un lado tenía muchos números pero su formación estaba dispersa. Otro lado tenía menos números, pero estaban en una formación ajustada, y además mostraban tácticas de batalla como protegerse, retroceder, atacar y demás.
Fang Yuan se encontraba en una colina cercana y supervisaba todo el campo de batalla mientras comandaba a sus perros.
Esta era ya su décima batalla en la Herencia del Rey Quan.
Con su amplia experiencia y el entendimiento de la Herencia del Rey Quan, había corrido a través de todo el proceso sin incidentes.
La batalla duró cinco minutos más antes de acabar.
En todo el campo de batalla, había diecinueve perros aún en pie, todos ellos el resultado de la dura acumulación de Fang Yuan.
Fang Yuan soltó suavemente un aliento de aire turbio, su mente se sentía ligeramente exhausta.