—Papá, escuché que estás buscando una técnica de cultivador demonio para el Tío Mono. ¡Por favor, no lo hagas! —Yuan Er irrumpió en el estudio, gritando.
—¡Cállate! ¿Quién ha estado llenando tus oídos con tonterías? —El rostro de Yuan Yi se tornó ceniciento mientras respondía airadamente.
—Papá, la fuerza del Tío Mono ya es incontrolable. Esos monos que tiene, llamarlos mascotas es decir poco; ellos son los verdaderos amos. Los cultivadores no son más que esclavos responsables de alimentarlos.
—Dada la situación actual, si el poder del Tío Mono aumenta aún más, las cosas se volverán graves.
—En ese punto, ¿a quién pertenecería la Pandilla Cabeza de Mono? —Yuan Er desesperadamente continuó persuadiendo.
Los labios de Yuan Yi temblaron ligeramente, cayendo en un silencio mortal.
La fundación de la Pandilla Cabeza de Mono fue el trabajo de su vida, construido a través de un esfuerzo implacable.
Es fácil conquistar un territorio, pero desafiante mantenerlo.