Para Evitar Sus Ojos

ZINA

Zina sabía que su lobo podía comunicarse con el cambiaformas, pero nunca en sus sueños más salvajes había esperado que tal comunicación fuera tan quejumbrosa hasta el punto de volverla loca.

Antes de que llegara la mañana, Zina se dio cuenta de que no solo había pasado toda la noche revolviéndose en su cama improvisada, sino que también la había pasado escuchando el interminable lamento de su lobo que no dejaba de señalar lo despreciable que era por no haber completado el vínculo con Daemon, y por estar bien con la perspectiva de estar separados aunque fuera solo por diez días.

Zina se preguntó qué pasaría si su lobo se enterara de que planeaba seguir adelante con su voto de castidad en un intento por convertirse en alta sacerdotisa. La cabeza de Zina sin duda sería cortada por sus interminables lamentos.