DAEMON
Daemon no tenía que hacer nada. No cuando había prometido con entusiasmo a Yaren que podría tener la cabeza de Eldric para pagar toda su humillación. Sabía que Yaren tenía muchas deudas por cobrar, y también sabía que le había negado a su hermano la oportunidad de cobrar esas deudas una y otra vez.
Ya sea la vida de Zina WolfKnight que pronunció tal profecía horrible, o la vida de su hermano que incitó los eventos que condujeron a todo... Daemon verdaderamente había negado a su hermano lo suficiente.
Pero no más. Por eso había enviado a Yaren adelante para reunir a las Casas que servían como su espía en el Norte Ártico.
Finalmente era el momento de que las promesas se cumplieran y las deudas se pagaran. Finalmente era tiempo de regresar a casa.
Las dos Casas Z enviaron su respuesta. Estaban más que preparadas para desatar el plan en el que habían estado rumiando durante casi una década.