ZINA
Totalmente vestida y comenzando su día tarde simplemente por el hecho de que había pasado una cantidad poco saludable de tiempo en la cama con Daemon, Zina leía la carta que el Heraldo del Norte le había enviado esa mañana, la cual Serafín había recibido.
—Si estás leyendo esta carta, entonces debo haber llegado ya a la Costa de Hierro, Theta. La vidente a la que me enviaste a buscar también debe estar en el Templo del Norte esperándote para ahora —leía Zina en voz alta—. Ella partió inmediatamente hacia el Norte tras decirle quién eres, sin embargo, en cuanto al precio de su presencia, insistió en que solo lo diría cuando estuviera ante ti. Intentaré no pasar más de dos semanas en la Costa de Hierro siguiendo tus órdenes mientras busco información sobre la Manada de Gritones.
—Cuídate.
—El Heraldo del Norte