¿Quién soy yo para ti?

Zina

Él llamó su nombre como si le fuera más familiar a ella de lo que ella misma jamás podría ser consigo misma. La confianza en sus palabras, lo seguro de sí mismo que sonaba... todo eso la aturdió y le quitó la capacidad de pensar.

Y aún así, su voz seguía siendo la de un extraño a pesar de lo familiar que le parecía. Casi como si fuera alguien que pudiera cambiar su voz a voluntad si así lo decidiera. Esa era la única conclusión lógica porque a pesar de lo extraña que era su voz, esa familiaridad permanecía entre ellos.

Afirmaba que la guiaría fuera de la oscuridad... todo lo que hacía esa afirmación era hacerse preguntar a Zina qué tipo de oscuridad desconocía ella de la que este hombre parecía estar familiarizado.

—¿Y quién eres tú? —preguntó cuando el hechizo de sus palabras sobre ella menguó un poco. —Hablas como si me conocieras.