El cachorro perdido

LUNA

Al principio, Fionna no parecía procesar lo que acababa de suceder. Era como si su cerebro se tomara su dulce tiempo para procesar lo que sus ojos estaban presenciando y lo que su cuerpo estaba sintiendo actualmente.

Pero cuando finalmente lo procesó, su rostro se oscureció de ira. Rápida como un rayo, retiró su mano de la suya y la cerró en un puño que estaba segura de que nunca debería haber visto venir.

Estaba a punto de propinar un golpe verdaderamente impresionante cuando el hombre atrapó su puño fácilmente, maniobrando su cuerpo más cerca del suyo.

Fionna se quedó algo desconcertada mientras el hombre aún mantenía su sonrisa tranquila. —Ten cuidado —dijo él—, no querrás lastimar tus hermosos dedos.

Una mirada más cercana mostró que, aunque el hombre parecía el tipo que sonreía fácilmente mucho, sus ojos, sin embargo, no reflejaban ni un ápice de su sonrisa o tranquilidad.