ZINA
Eran exactamente las siete de la tarde cuando Norima Talga honró las cámaras de Zina.
Antes de eso, Zina ya había decidido que iría con el vestido de novia que tenía puesto cuando le dieron la noticia de su embarazo, ahora un hecho confirmado. Y luego soñó despierta todo el día con mil y una maneras diferentes de contarle la noticia a Daemon.
También imaginó las mil y una expresiones diferentes que él tendría al escuchar la noticia. Aunque estaba segura de que él la amaba, Zina estaba bastante insegura sobre su postura en cuanto a tener sus propios hijos.
Por lo que sabía, siempre había sido ella quien fantaseaba con tener sus propios hijos. Daemon casi nunca había compartido sus pensamientos más profundos sobre ese tema.
—¿Sería feliz? ¿Enfadado? ¿Exultante? ¿Molesto?
—¿Sería ella una buena madre? ¿Y él un buen padre?