—Hermano Chu, ¿cuántos días te quedarás en Ciudad Capital esta vez?
Entre la hermosa música, Chu Mo, sosteniendo a una belleza en sus brazos, se deslizaba graciosamente por la pista de baile. Inhalaba la leve fragancia que emanaba de la dama en sus brazos, sintiéndose sereno y feliz, y dijo con una sonrisa en el rostro:
—Si nada inesperado ocurre, debería regresar mañana por la mañana. No es conveniente para mí quedarme mucho tiempo en Ciudad Capital. Sin embargo, puedes venir a buscarme a la Ciudad Mágica. El nuevo proyecto está a punto de comenzar, y tú eres la persona a cargo. ¡Necesitarás asumir la responsabilidad!
Yu, con su extrema belleza, tenía un rostro lleno de alegría. Asintió con fuerza y luego dijo con seriedad:
—Ten por seguro, Hermano Chu, definitivamente no te decepcionaré.