—Señor Chu, hemos perdido contacto con la señorita Dong, y no ha habido actividad inusual en la Residencia Zhao en la Ciudad de Suzhou. Sin embargo, hemos recibido información de que una de las damas de la Familia Zhao en Suzhou también está desaparecida, y el objetivo de la señorita Dong era ella.
En el salón de la Villa Número Uno Mansión del Emperador en la ciudad mágica, la expresión de Chu Mo era solemne. Frente a él, incluyendo al jefe de los guardias de seguridad, Fan Gao, e incluso Zhang Xiaoyan, quien recién se había unido a la agencia de detectives, estaban de pie.
La persona que informaba la situación era el jefe de la agencia de detectives, Jiang Tao, un hombre corpulento de dos metros veinte de altura, con una expresión seria y un aire de frialdad.
Chu Mo no habló; simplemente miró a su alrededor con indiferencia. Dentro del salón, incluyendo varios portavoces, todos permanecieron en silencio, y quienquiera que estuviese bajo la mirada de Chu Mo bajaría la cabeza.