—¿Están listos los hombres?
—Sí, joven maestro.
—¡Excelente! En 5 días, partiremos hacia la Capital.
—Como desee, joven maestro.
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Guillermo se recostó en su cama y sonrió. Pronto, todos sus planes encajarían a la perfección. ¡Libertad... Venganza... y Justicia! ¡Pronto, su familia recibiría su merecido premio!
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—La Capital, El Imperio de Carona
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¡Era un nuevo día en esta gloriosa ciudad! El día estaba iluminado por un pálido sol de invierno... que brillaba débilmente sobre la ciudad. Las casas, calles y carreteras estaban cubiertas con varios montones de nieve. Y el aire era frío y pesado. Pero sorprendentemente, este clima invernal... no parecía molestar a la gente de la ciudad.
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Las calles pronto se llenaron de gente, ya que grandes multitudes de personas se reunían alrededor de varias tiendas. ¡Sí! Estaban allí para hacerse con más tesoros celestiales.
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—Dueño de la tienda, ¿ya tienen ese aceite de cocinar?
—¡Lo siento, sin stock!
—¿Y el jabón de lavanda?