Un deseo de mil palabras

Después de lidiar con los guardias, Landon se apresuró hacia el enorme armazón de la cama en el extremo más lejano de la habitación.

En la cama, yacía un hombre encogido, que ahora era delgado como una ramita.

Landon se quedó inmediatamente atónito.

—¿Era realmente el rey Micheal?

Según la información del sistema... el rey Micheal debería tener aproximadamente el mismo tamaño y peso que Alec.

Pero, ¿cómo demonios se había convertido este hombre hercúleo en esta ramita frente a él?

—¡Ese veneno debe ser realmente algo! —pensó.

El hombre en la cama estaba frágil y tenía una tez pálida-azulada... que parecía que la muerte llamaría a su puerta en cualquier momento.

Afortunadamente, Landon había llegado justo a tiempo, ya que, por lo visto... el análisis del sistema era realmente acertado.

De hecho... Landon sentía que incluso podía ver a la muerte rondando alrededor del pobre hombre.