Slytherin sonrió con satisfacción mientras se sumergía en su pequeño mundo de fantasía.
En cuanto a Guillermo, él, por otro lado, tenía la misma expresión de principio a fin.
Casi como si Slytherin fuera solo una abeja molesta zumbando alrededor de su oreja.
—Lo siento amigo. Verás, no puedo enojarme por algo tan trivial como seguirme o incluso intentar matarme varias veces. En resumen, todas esas cosas son muy comprensibles. Así que no te preocupes, no te haré pasar por un duelo uno a uno cuando ya estás gravemente herido —Guillermo dijo con calma como si estuviera diciendo algunos hechos básicos.
Al escucharlo, Slytherin se sorprendió de verdad.