—¡Boom! —exclamaron.
—¡Ahhhh! —gritaron.
—Ayúdame... —suplicó alguien.
—Mis piernas... —se quejó otro.
—Mis brazos... —lamentó otro más.
—¡Mierda! —maldijo uno con fuerza—. ¡Duele tanto! —se quejaba mientras los fuertes gritos y llantos de los heridos hacían que muchos de los guerreros enemigos se distrajeran tanto que apartaron sus ojos de Landon y su equipo.
Pero, ¿quién podría culparlos? Tenían que entender bien la situación para poder protegerse también.
Sus corazones parecían una bomba de tiempo a punto de explotar en cualquier momento... ya que sentían que el próximo ataque podría estar dirigido a ellos en cualquier instante.
Entonces, ¿cómo podrían seguir concentrados en Landon y su equipo en este punto?
Algunos de ellos estaban tan cerca de las explosiones que el calor los hacía sentir como si estuvieran en el infierno.
Varias partes de cuerpos les volaban en su dirección, así como chorros de sangre también.