—¡Boom! ¡Boom! ¡Boom! ¡Boom! ¡Boom!
—¡Bam!
—¡Ahhhhhhhhh!
El campo de batalla ahora estaba lleno de caos, ya que ninguno de los hombres de Alec podía entender la situación.
—¡Maldita sea!
—¿Qué demonios estaba pasando?
Un gran trozo de tierra se esparcía rápidamente alrededor del lugar y una espesa cortina de humo cubría el campo de batalla como una manta.
El polvo entró en los ojos de aquellos envueltos en la Niebla, y los gritos espantosos de varios hombres resonaron desde dentro de la mayor parte del humo.
—¡Ji-ji-ji-ji-ji-ji!
Los caballos corrían confundidos, buscando la salida más segura de esta locura que llamaban guerra.
Alec se levantó de su asiento en shock y sacó su espada intentando prepararse para lo que fuera que viniera.
Por supuesto, los hombres a su lado también hicieron lo mismo.
Pero de repente, el suelo debajo de ellos tembló violentamente y una poderosa fuerza invisible los envió volando hacia atrás en un instante.
—¡Bam!
—¡Ugh!