El sinvergüenza Señor Barn

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Alec miró a Mitchen con arrogancia y sonrió con desdén.

—¿De verdad este tonto pensaba que podía derrotarlo sin una espada?

—¡Qué ingenuo!

Bueno, definitivamente le enseñaría a la bestia una o dos cosas sobre el respeto... Especialmente hacia un rey tan digno como su ilustre persona.

Alec corrió hacia Mitchen con toda su fuerza con un solo pensamiento en mente: ¡Matar!

Iba a matar al tonto arrogante con su Estilo de Tres Cuchillas.

Al ver la hoja acercarse a él, Mitchen no se alteró en absoluto.

—¡Zis!'

Mitchen saltó ligeramente sobre la hoja como un mono y usó su pierna derecha para enviar una patada aterradora hacia la cara de Alec.

—¡Pah!'

Alec fue empujado hacia atrás un poco, pero no cayó.

Simplemente giró y se centró de nuevo.

Se sujetó la mandíbula por un momento y limpió la sangre que actualmente rezumaba de ella.

En realidad, tenía la sensación de que algunos de sus dientes ya habían salido de sus alvéolos solo con esa patada.

—¿Qué diablos?