—Hei Suo, frente a él, no tenía idea de los pensamientos de Ling Xiao —el fuego fantasmal detrás de él ardía continuamente— hoy, tenía la intención de usar la sangre de Ling Xiao para cortar sus propios demonios internos y ascender otro escalón en el camino de las artes marciales.
—Los ojos de los espectadores estaban pegados a la batalla.
—Inicialmente, habían pensado que la pelea no era más que un juego de niños, probablemente terminaría en un instante.
—Sin embargo, ahora se daban cuenta de que esta batalla podría resultar bastante espectacular.
—Ling Xiao, si no se movía, era un enigma, pero una vez que hacía su movimiento, traía consigo un aura tan aterradora que los sorprendía y emocionaba por igual.
—Por fin, esta pelea no sería aburrida.