Ling Xiao contemplaba la profunda esfera de llama azul.
La esfera envolvía completamente a Hei Suo, sin dejar el más mínimo hueco, mientras las llamas frías y abrasadoras se fusionaban, formando dos sólidas capas de defensa.
Todos sus ataques habían sido bloqueados fuera de la esfera de llama.
Hei Suo afirmaba que era una defensa absoluta, una que sumiría a Ling Xiao en la desesperación total, diciendo que una vez desplegada, Ling Xiao sería incapaz de atravesarla.
Una fría sonrisa de desdén se formó en la comisura de los labios de Ling Xiao.
Un sapo en un pozo nunca puede ver todo el cielo.
¿Cuántos ataques había visto Hei Suo para atreverse a presumir que su defensa era absolutamente perfecta?
—¿Defensa absoluta, eh? ¡Hoy la romperé para ti! —exclamó Ling Xiao.
Palabras enérgicas y confiadas brotaron de la boca de Ling Xiao.