Si ese día, el taxista no me lo hubiera advertido, probablemente estaría muerta.
Si ese pelirrojo, con su semblante maligno, no hubiera aparecido, no estaría aquí para contarles lo estúpida que fui al meterme de lleno en la boca del lobo.
Aunque no todo es malo, ¿verdad? Porque lo conocí...
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